Joyas de lluvia
La lluvia había pasado y dejó pequeñas gotas brillando en el bosque. Entre la tierra húmeda y el olor fresco, una hoja joven se movía despacio, sintiendo el peso suave del agua sobre ella, como si llevara diminutas joyas. En cada gota se veía un pedacito del mundo: ramas, luz y cielo. La hoja, que solo conocía el viento y la sombra, descubrió que también era hermoso quedarse quieta y guardar algo que pronto se iría. Así entendió que las cosas que duran poco también pueden ser para siempre.
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