Una tarde cualquiera

 Monumento a Cristóbal Colon, Barcelona






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Comentaris

sa lluna ha dit…
Espectacular aquesta ennigulada, sembla que en Cristòfol Colom dirigeix la tempesta.😉

Aferradetes, Jordi.
joaquín ha dit…
Cualquier tarde nos puede deparar imágenes maravillosas. Sólo hay que saber mirar
buenas tardes jordan
una foto espectacular que disfruté mucho ver.
besito
:)
Antonio Rodriguez ha dit…
Espectacular con ese bello atardecer que hace contraste a la estatua de Colón.
Un abrazo.
A beautiful monument and such an amazing sky.

All the best Jan
VENTANA DE FOTO ha dit…
Un lugar muy fotografiad, pero nunca había contemplado ninguna fotografía tan bella como esta.
Has sabido captar la luz de este hermoso atardecer.
Besos.
Anaximandro ha dit…
Queda espectacular el monumento con ese cielo que aporta un dramatismo muy interesante. También me gusta el hecho de que aparece muy integrado en su entorno actual y real.
Un abrazo, Jordi.
Frases Bonitas ha dit…
Un hermoso monumento al descubridor de América.
Laura. M ha dit…
Colón nos indica que miremos ese espectacular cielo.
Un abrazo.
Fernando Álvarez ha dit…
Momentazo, el cielo es impresionate al igual que la toma.
Saludos
Tesa Medina ha dit…
Espectacular, Jordi. Me gusta también un montón cómo la has encuadrado, conozco este lugar mucho y no es fácil sacar una foto que no sea vista, y ésta lo es. Muy original. Me encanta.

Una abraçada,

Último libro leído

Último libro leído
La novela que nos cuenta la dura realidad de las mujeres españolas obligadas a prostituirse en los campos de concentración. Yo, Isidora Ramírez García, que perdí mi nombre cuando abandoné España junto a mi madre, Carmen, y a mi tía Teresa en 1939 en busca de mi hermano Ignacio, voy a contarte mi historia, María. Para que sepas quién soy y quién era tu abuela, y todo aquello que reunió a nuestras familias durante la Guerra Civil para separarlas después. Sabrás de sus pérdidas, que fueron las mías, del dolor inhumano y las lágrimas constantes… Y lo que pasó cuando nuestros destinos se separaron y yo me convertí en una de las prostitutas del campo de concentración de Ravensbrück, un lugar lleno de puentes y palomas blancas, cuyas plumas se ensuciaron de sangre y semen por dos razones: la simple y llana supervivencia y la lucha incesante, con armas escasas, contra el fascismo.